Leviathan Wakes, James S. A. Corey

A ver, que me he tragado las cinco temporadas de The Expanse con palomitas y ojiplático, deseando que nunca terminasen. Vale que todas tenían un formato similar: empezamos lento, hacia mitad de temporada despegamos y lo dejamos con un clímax final y muy buen sabor de boca, pero eso daba igual. Todos los actores estaban maravillosos; Avasarala siempre me pareció majestuosa. Y Holden, además, guapo, que me disculparán la objetivización pero a nadie le amarga un dulce. Y Amos, otro que tanto, y además con un personaje que cada vez me fue gustando más (icónica su frase a Avasarala en la quinta temporada; él la llama Chrissy, ella se cabrea y le dice que es un miembro del parlamento, «not your favourite stripper», y él le respondía: «You could be both», con cara de creérselo, de creérselo totalmente y además decirlo convincente).

La serie en sí fue una gozada por los muchos detalles que, sin tener que explicarlos, le daban verosimilitud: la aceleración y sus efectos, lo complicado de las maniobras en el espacio, la importancia del oxígeno, lo largo de los trayectos; el racismo, la violencia y las luchas por el poder entre grupos, que en el Sistema Solar siguen las mismas pautas que en la Tierra, sólo que a lo grande.

Cuando la serie terminó, miré unos cuantos comentarios y había entre ellos bastantes de lectores, comentando algunas de las diferencias. La serie son cinco temporadas y los libros son nueve, por lo que la historia sigue adelante; y la serie se quedó en un momento muy, muy interesante. Sumado a una recomendación de un amigo, las ganas que le tenía, y que el día de Sant Jordi hay que comprar algo en el Gigamesh para que te regalen un libro… pues me llevé Leviathan Wakes a casita.

Y no decepcionó en absoluto. Es más: superó con creces las expectativas. El libro no es, narrativamente, la gloria en verso; es, simplemente, mucho más que correcto para lo necesario. No hay grandes frases ni momentos de soledad profunda donde mirar al vacío: es una buena historia bien escrita que te hace seguir con ganas de leer. Buenos personajes (tenía miedo de que los actores de la serie, que los he visto en cinco temporadas, hubiesen mejorado a los personajes en sí pero la verdad es que están todos bastante clavados), ritmo más que correcto que va mejorando. Y vale, sí que hay escenas que están muy bien escritas: cuando encuentran a Julie Mao en Eros, en ese ambiente tan decadente y cyberpunk (creo que justo estaba jugando a Stray, así que se nos mezclan las temáticas); Naomi diciéndole a Holden que no, que nanay, que no se acostará con él porque lleva cuatro años enamorada y ya va tarde y con malos motivos; Naomi diciéndole a Holden que venga, se quite la ropa, que ya tarda; y Amos diciéndole a Holden, tras descubrirlo, que le da exactamente igual. Cuando aceleran, y están dispuestos a seguir acelerando para destruir Eros a pesar de que les puede costar la vida; las muchas veces que están sometidos al gravity thrust y los efectos que tiene.

En contra: sólo una cosa y es tan pequeña que la podríamos pasar por alto; Miller en Eros, hacia el final, buscando a Julie reconvertida en la mente de la protomolécula; me pareció confuso, llevado de la forma que había que llevarlo pero, aún así, sin acabar de gustarme; reconozco que empecé a saltarme páginas sólo para descubrir que sólo había tres o cuatro páginas por saltar.

Todo, en conjunto, se resume en que me ha dejado muy, muy buen sabor de boca; que ya tengo los siete siguientes en casa (y sí, sé que son nueve, pero el pack de ocho libros costaba treinta euros menos que el de nueve; así que el noveno ya lo compraré en su momento y de pasó me habré ahorrado veinte euros por el camino) y que, si no hubiese tenido ni idea de lo que iba a suceder y cómo, probablemente aún me hubiese gustado mucho más. Tengo cuatro libros por delante en los que, supongo, ya conoceré cosas de la historia (espero que cada vez menos, porque imagino que cada temporada de la serie habrá ido alejándose en más detalles de los libros) y otros cuatro que serán una sorpresa por completo. Y me llena de felicidad como hacía tiempo que ninguna saga me llenaba.

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